"Precisamente, una anécdota que suelo contar –y que ocurrió 20 años atrás con uno de los Maestros presentes en la jornada, cuando eso era Mburuvicha de su comunidad– es aquella en la cual, después de mucho insistir y sobretodo de habernos ganado su confianza, un día nos invitaron a participar de un no'õvusu, o asamblea de líderes o mburuvicha, una especie de "cumbre presidencial", donde tratan cuestiones de interés general. Es un encuentro privado, sólo reservado a ellos.
Llegamos al sitio, en la zona de Guajayvi (San Pedro) y nos ubicaron a más o menos 15 metros del opy o sitio de la reunión. Fuimos advertidos de que no debíamos acercarnos más, y también se nos dejó clara constancia de que el sólo hecho de participar como observadores, debía ser considerado por nosotros como un privilegio especial, que ellos nos concedían. Yendo al caso concreto, recuerdo que los líderes llegaron de grandes distancias, de a pie (15, 30, 50 y más kilómetros) para aquel no'õvusu. Estuvieron 11 en total. Nadie nos explicó cómo se avisaban para participar de estos encuentros ni porqué las reuniones se realizaban precisamente en dicho lugar.
En fin, el primer día, un martes, se sentaron en unos apyka puku jere, acompañados de sus mujeres y debidamente ataviados. Estuvieron todo el día sin decirse una sola palabra, absolutamente nada. Se levantaron del sitio solamente para comer o para cumplir sus necesidades. El día siguiente ocurrió lo mismo. Y el tercer día, como a la mediatarde, uno de ellos –el inspirado– se puso de pie y solamente pronunció tres palabras: “ko'áĝa ñañemitỹva'erã avati”. Después de escucharlo, todos se pusieron de pie y retornaron a sus comunidades. Imagínense, se reunieron tres días únicamente para escuchar tres palabras, palabras sagradas; o sea, la manifestación de Ñande Ru, al decir de Cadogan."
Texto completo: http://www.datamex.com.py/…/galeano_el_valor_de_la_palabra.…
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