lunes, 17 de agosto de 2015

Consideraciones respecto al guaraní y a su pueblo


Por Lucas Palacios

Hay algunas aseveraciones, fruto quizás de cierto nacionalismo acrítico, que me gustaría poder tratar de poner en cuestión.
En primer lugar esta idea de que el guaraní auténtico es del Paraguay y lo hablan los paraguayos. Los que amamos al guaraní y hemos estudiado acerca de él sabemos y podemos afirmar sin dejar lugar a dudas que EL GUARANÍ ES DE LOS GUARANÍES. Si es que existe un “guaraní auténtico” éste lo hablan las comunidades guaraníes. Sin embargo sabemos que LO QUE SE HABLA SON REGISTROS DIALECTALES DEL IDIOMA GUARANÍ, el guaraní mbya, ache, ava, pâi tavytera, correntino, paraguayo, boliviano, jesuítico etc. son sólo eso, distintas formas de hablar un mismo idioma, con distintos atravesamientos sociales, culturales, espaciales y temporales. TODOS SON VÁLIDOS Y NO HAY NINGUNO QUE SEA MEJOR O PEOR QUE EL OTRO. El registro preponderante en el Paraguay quizás sea el que más desarrollo, alcance y permanencia haya alcanzado, sin embargo ésto no convierte al guaraní paraguayo en el verdaderamente auténtico ni al Paraguay en su detentor y defensor. En todos los países en los que se extendió el guaraní fue perseguido y prohibido, y si se mantuvo en pie no fue gracias a las políticas lingüísticas de los respectivos países sino más bien a la persistencia cultural de un pueblo oprimido.

 
     Foto: Óleo de la artista plástica Elsie Díaz Foix

En segundo lugar, la guerra de la triple alianza y la guerra del Chaco las promovieron nuestras élites nacionales en alianza estratégica con el imperialismo extranjero. LOS PUEBLOS NO FUERON PARTE DE LA CONJURA TRAICIONERA ENTRE HERMANOS. Ejemplo de ello ha sido el tremendo rechazo que recibió la guerra contra el Paraguay en la población correntina y entrerriana y las innumerables rebeliones de soldados que se negaban a luchar contra sus hermanos paraguayos en todo el territorio argentino. La unión espiritual y cultural de nuestros pueblos, independientemente de las fronteras, fueron productos del legado guaraní.
En tercer lugar, el atraso del Paraguay hoy no es el producto de las dos guerras que devastaron el país. Cuántos países en el mundo han sido destruidos por los innumerables conflictos bélicos y sin embargo han remontado con creces en sus niveles de desarrollo (Alemania, Japón, Vietnam, Polonia, etc.). Las clases dirigentes paraguayas son las responsables de la pobreza y subdesarrollo de su pueblo. La victimización sólo contribuye a darle justificaciones falaces a una clase política, social y económica inepta y corrupta que se enriqueció a costa de la pobreza de su pueblo.
Kurepa, bolita, paragua, brasuca, son voces que nos alejan y que están inspiradas en un odio irracional y sin sustento. Los actuales rencores y resentimientos mutuos son infundados, los pueblos deben estrechar sus brazos y unirse en contra de esas élites que siguen haciendo presa de nuestra gente. Los que amamos el guaraní sabemos que nos une una cultura y una lengua extraordinariamente rica que excede y supera las fronteras y que nos hermana fraternalmente.

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